La finalidad principal de un método de composición coral es contribuir para que los jóvenes compositores encuentren nuevos caminos y lenguajes que les permitan crear obras grupales interesantes y placenteras a través de las cuales se enseñe a amar la actividad musical, en lugar de largos períodos de estudios académicos.
Para este artículo he seleccionado algunos pasajes de mi libro ‘La Forja del Compositor’, cuyo contenido considero fundamental de la formación de los compositores.
De Poesía y Música
Poesía y música son, quizás, más que lenguajes artísticos aliados, un solo y mismo lenguaje. Hablar es ya cantar porque al hablar emitimos sonidos con armónicos que definen nuestro timbre y nuestro idioma, cualquiera que sea, traza siempre líneas melódicas en el énfasis de una admiración y en la duda de una interrogación. Pero hasta la serena narración posee melodía y ritmo. De instante en instante somos protagonistas de nuestra propia ópera vital. Cada vez que emitimos nuestra palabra, cantamos. Qué nos dice la poesía? Nos transmite núcleos expresivos de información, inteligencia, sensibilidad y emoción.
El compositor encuentra en la poesía la raíz de lo que desea comunicarnos musicalmente, se trate de Li Taipó, el gran poeta romántico de la dinastía Tang, que nos revela Gustav Mahler, o Federico García Lorca en la música de George Crumb.
La música ha servido en muchas ocasiones para redescubrir o realzar la obra de algún poeta ya no muy leído. Franz Schubert, al igual que Robert Schumann o Hugo Wolf en el mundo de la cultura germánica nos han recordado poemas de Eduard Mörike, Johann Wolfgang von Goethe y Friedrich Rückert.
Todo músico encontrará en la poesía fuente de inspiración, insinuación y sugerencia para dar un nuevo giro al poema y para verter y escanciar en una partitura la música en que ese poema discurre.
Texto y Ritmo
Si la música está acompañada de texto, como sucede habitualmente en música coral, el compositor debe poner el mayor cuidado en observar la relación que existe entre el texto y el ritmo.
Es frecuente observar que la energía que lleva a puntos climáticos deriva de la palabra. Una vez conocida la poesía, habrá que abordar cuá es el ritmo en que ese texto se transmite. Tendrá que hallar los ritmos propios de las frases, para poder en su momento debido, proyectar el mensaje de la manera más acertada.
Una teoría de las ideas sonoras y sus consecuencias y un sistema racional de notación deben fundamentarse principalmente de fenómenos de orden rítmico. Los idiomas o manifestaciones habladas, sean de orígenes primitivos o eruditos, siempre encierran en sí mismos una estructura rítmica. Por ello está más que definida y comprobada la indiscutible conexión del texto con el ritmo, siendo la palabra y su contenido espiritual
lo que mejor puede contribuir con la música cantada.
Las Unidades Rítmicas son grupos rítmicamente indivisibles de dos o tres notas, que llamaremos en adelante ‘Pie’. El conocimiento de este punto, relacionado con la organización rítmica, es básico para la formación del compositor.
Cuando una serie de articulaciones regulares llegan a nuestra conciencia, sufren su primera elaboración.
Consideremos el siguiente ejemplo, donde vemos un grupo de notas rítmicamente incoherentes:
La mente comienza a ordenar, y para ello introduce acentos, que le permitan el dominio de las sensaciones sonoras. La acentuación, cada dos o tres notas, se formará en el registro de velocidad media, aproximadamente a una velocidad de 50” ó 60” pulsaciones por segundo, con lo que el ejemplo anterior podría quedar así:
O también así:
Mediante esa primera operación mental de ordenamiento, las notas sueltas de la serie, que se presentan inicialmente indiferenciadas, también cobran jerarquía de intensidad, de forma natural. Unas adquieren gravitación, y a la inversa, otras se deslizan laxas. Ambas, gravidez y laxitud, son relativas. Ninguna nota puede gravitar si no tiene al lado otras que soporten su peso. La asociación de esas cualidades es el fundamento de toda percepción de carácter musical.
Ejemplos de creaciones de Fórmulas Rítmicas en base a un texto.
La Paloma
Poesía: Eduardo Polo (1938-2008)
Música: Alberto Grau (1937)
Ejercicio:
Con pequeños cambios de ritmo, crear fórmulas rítmicas con los siguientes 6 versos:
La paloma loma vuela
con destino tino al mar
veleros leros le buscan
por verla verla pasar.
No descansa cansa en viaje
soñando ñando llegar
un palomo lomo espera
de copete pete albar.
Con chaleco leco fino
vestido tido de frac
cubierto bierto de joyas
en la iglesia glesia está
contando tanto las horas
para para se casar.
Estos ritmos pueden ser creados con células tomadas de cada uno de los versos poéticos, o bien considerando estrofas completas:
Podríamos agregar una fórmula eurítmica, para acompañar
esta melodía con, dos notas:
Tipos de Coros
Vale la pena recordar que, cuando se habla de coros buenos, en realidad y en general se hace referencia a agrupaciones humanas que pueden estar compuestas por personas aficionadas, no profesionales de la música, se trate de miembros de coros mixtos, coros de voces iguales, coros infantiles, juveniles o coros profesionales. Por ejemplo, tiene tanto mérito el coro de un barrio pobre, con escasos recursos de infraestructura y logística, como la agrupación coral que labora en las mejores condiciones de todo tipo. Lo que importa es el resultado social y cultural que obtienen con el aprovechamiento de los medios que tienen a su disposición. Establecer una definición del ‘buen coro’ es tan difícil como fijar, a través de cualquier marco escrito, la esencia de otra realidad. La condición satisfactoria de un coro es el resultado de una sumatoria de elementos que comportan subjetividad de apreciación, pero que, como los valores estéticos de una obra musical misma, no son susceptibles a cuantificarse. No debe olvidarse que si se suma un respetable número de condiciones subjetivas positivas, el resultado, por ser precisamente derivado de un crecido número de observaciones, tiende a constituirse cada vez en más y más objetivo.
Estas son algunas de las ideas que como compositor me gusta compartir con mis alumnos y así animarlos desde mi experiencia a ser creadores de nuevas sonoridades y combinaciones rítmicas que animen a los jóvenes cantores a participar con alegría, humor y entusiasmo del maravilloso mundo del canto coral.
(Extractos del Libro La Forja del Compositor. Alberto Grau)
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